Pornografía, etimológicamente hablando, significa prostitución o tratado de prostitución. Por lo que es importante conocer el origen de la palabra para que entendamos el contexto y la construcción del fenómeno que nos ocupa.
Resaltar que, durante toda la ponencia y artículo cuando se hable de pornografía, nos referimos a todo contenido sexualmente explícito. Puesto que, lo que engloba la pornografía ha ido cambiando a lo largo de los años. Habiéndose democratizado este
contenido y variado en prácticas, difusión, representación, formato y material.
En las siguientes líneas expondremos la relación entre pornografía y violencia sexual y las consecuencias que esto tiene en nuestra construcción de la sexualidad y en la relación entre los sexos, haciendo hincapié en la violencia que sufren las mujeres. Por un lado, para entender la relación entre pornografía y violencia sexual es necesario contextualizar en qué marco nació y se construyó la nueva pornografía o pornografía actual.
La nueva pornografía nació en el paso del patriarcado de coerción al patriarcado de consentimiento, donde las relaciones entre los sexos ya no se imponen de forma directa, sino que se entienden como libremente consensuadas. Donde la sexualidad, y todo lo que la engloba, sigue bajo el yugo de la mirada masculina y, por ende, reproduciendo el sistema de desigualdad entre los sexos. Siendo la pornografía instrumentalizada para este fin, incluyendo entre su contenido prácticas cada vez más violentas y alejadas de una sexualidad donde el deseo y el consentimiento estén presentes.
- Esta mirada masculina se ve reflejada en la distribución del contenido, el lenguaje utilizado para nombras los vídeos o incluso en las interacciones con estos. Pero, sobre todo, en el enfoque de las cámaras o filmaciones, donde los contenidos más vistos son:
- Mujeres siendo agredidas sexualmente. Normalizando la violencia sexual e interpretando las negativas como una invitación sexual
- Mujeres siendo violentadas. Erotizando la violencia sobre el cuerpo de las mujeres
- Sobre exposición de genitales. Cosificando a las mujeres e interpretándolas como cuerpos para el disfrute masculino
- Agresiones sexuales grupales. Negando el consentimiento, el deseo y normalizando la violencia
Por lo que los efectos que tiene la reproducción y visionado de este tipo de contenido es la legitimación de la violencia sexual y, por ende, la desigualdad entre mujeres y hombres.
Sin embargo, la población receptora – mayoritariamente masculina – interpreta la pornografía como ocio y disfrute, viéndose esto reflejado en las visualizaciones de contenido pornográfico durante la cuarentena, multiplicándose este por cuatro a lo consumido habitualmente. Influyendo esto en la construcción del deseo y de la sexualidad, donde las mujeres son interpretadas como objetos de deseo y los hombres como sujeto.
Por otro lado, las consecuencias que tiene el visionado de pornografía en la sociedad es la hipersexualización de las mujeres y la cosificación en cualquier ámbito o sector de la sociedad, la desconexión con la empatía y la reproducción de los roles de género.
Consideramos que para paliar esto es necesario una educación sexual integral y feminista donde las mujeres sean dueñas de su deseo.
La ponencia ha sido desarrollada por Alba Redondo, Técnica de Malvaluna, en el marco del proyecto Medusa: prevención y formación contra la violencia sexual financiado por el Pacto Estado contra la violencia de género mediante la Secretaría General de Igualdad y Conciliación de la Junta de Extremadura.