Estar al lado de quienes oprime y excluye el sistema haciendo eco de sus demandas y elevando sus voces, ha sido el sello personal de la periodista hondureña, Sandra Maribel Sánchez.
Una profesional rigurosa en la cobertura de temas como el acceso a la tierra; el medio ambiente; los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas; que hace las preguntas incomodas a quienes ostentan el poder, lo que le ha supuesto ser víctima de intento de secuestro, persecución, denuncias jurídicas y hasta el robo de sus computadoras, celulares y disco duro personales y asignados en su trabajo.
Ha cumplido 40 años de ejercer el periodismo. Ha dejado huella en la prensa escrita y la televisión, pero su verdadera pasión ha sido la radio. Su empeño por desentrañar la verdad, en un país con corrupción, hacen que su oficio este permanentemente amenazado, pero eso no la inmuta y no cesa en su denuncia contra gobiernos que amenazan la seguridad y protección del gremio periodístico.
Desde la campaña: ¡Las defensoras resistimos! del proyecto: Fortalecimiento de la protección y seguridad de personas defensoras de derechos humanos de Centroamérica ejecutado por Malvaluna y financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aexcid), habla con nosotras sobre la situación de los y las periodistas en Honduras.
En 40 años de ejercicio del periodismo habrás visto pasar muchos gobiernos, actualmente ¿Cómo es la relación con la Prensa Independiente?
Siempre he sido una periodista crítica, independientemente del partido que esté en el Gobierno.
Aún en la narcodictadura que se instauró por el Golpe de Estado en 2009, pero ahora que tenemos un gobierno supuestamente progresista. Yo me encuentro ahora con gente que algún momento fueron “compañeros” y que ahora piensan que no los sos porque sos críticas con el Gobierno.
Incluso han sido gente con la que en algún momento estuve en la calle porque me considero una mujer de izquierda, pero no de una izquierda que todo lo tolera y todo lo impone sino de izquierda creyendo que es necesario el debate y pueden haber disensos y que hay que trabajar eso.
He tenido algunos eventos, pero como te digo, soy una persona que defiendo mis derechos y mi derecho a la libertad de expresión es esencial.
¿Qué ha significado en tu vida personal esa defensa a la libertad de expresión?
Han habido riesgos. He enfrentado querellas, he logrado salir adelante porque cada cosa que digo, que afirmo, trato de tener el sustento sólido, sabiendo que una de las posibilidades que tengo es enfrentar ese tipo de acciones. Pero también en algún momento, amenazas, atentados, el último fue en agosto del año pasado que entraron personas desconocidas hasta mí habitación se llevaron mi computadora personal, la computadora que tengo asignada de la radio, el celular personal y el de la radio; y todavía tuvieron tiempo de buscar un disco duro externo donde guardaba información relevante que quería conservar.
Fue una invasión a un espacio demasiado íntimo, ni siquiera pude ver el rostro de quienes lo hicieron porque creo que rociaron un gas. Me desperté porque me ardía mucho la garganta, me provocó una reacción, mis dos hijos, que es mi familia más cercana, son temas que hemos discutidos durante mucho tiempo: los riesgos que se corren cuando haces un periodismo independiente, tienen que estar preparados para lo que sea aunque la familia nunca termina de asumirlo; es que una de las posibilidades es que te maten, te encierren, pero ahí vamos tratando de tener siempre por delante el compromiso que el periodista debe tener por el país y con la gente.
¿Denunciaste el hecho?, ¿hay investigaciones?
Yo no hice denuncia. Porque primero no creo en quienes están al frente. Primero de los órganos de investigación, y luego de persecución penal porque mis sospechas están centradas en la misma gente que pertenece al mismo aparato de seguridad del Estado.
Para no exponer a mis hijos a más de lo que están expuestos, por ser mis hijos tome la decisión de no hacer una denuncia pública ni tampoco acudir a una instituciones del Estado, pero existen en el país una Red de Defensoras de Derechos Humanos que son de toda mí confianza y a quienes he acompañado también en la labor que hacen, que inmediatamente vinieron a mí cuando supieron y les advertí de lo que me había pasado y ellas han hecho una labor de contención y de acompañamiento.
¿Cómo es la situación de los periodistas en Honduras?
El gremio es muy diverso.
Es que hay mucha gente que acompaña al Gobierno. Es un Gobierno de un partido que se construyo con personas que estuvieron en la resistencia con el Golpe de Estado. Ahí hay muchos actores sociales que en el pasado fueron críticos y demandantes de los otros gobiernos, entonces la situación es muy compleja.
A diferencia de Nicaragua donde claramente se ve al autor contra la libertad de expresión; en el caso de Honduras no necesariamente siempre vas encontrar a alguien que represente al Estado, al Gobierno, que aparente ser la persona que limite la libertad de expresión, entonces hay un juego político.
Publicas algo y te cae el montón de gente cuestionándote, denigrándote y no sé qué más; tanto que, en algún momento, he optado en no hacer uso intenso de las redes sociales, para no tener que exponerme a eso innecesariamente.
¿Ha habido cambios en la forma de reprimir al periodismo independiente?
Este gobierno ha optado un poco más por unos medios grandes que te califican de golpistas. Ha invertido en muchos espacios publicitarios que no se reflejan como un anuncio sino que prácticamente obligando a que el medio invite a funcionarios de gobierno a participar en sus programas.
Eso es más peligroso porque cuando vos ves el anuncio del gobierno tenés la posibilidad de rechazarlo porque es una publicidad oficial, pero cuando son comparecientes a un programa y solamente van ellos, y no hay alguien que pueda contraponerlos, ahí hay un peligro más grande.
Lo otro es que los medios que deberían ser públicos se manejan como medios del Gobierno y no como medios del Estado públicos.
¿Cuál es el sentir de los periodistas?, ¿Hay miedo en el ejercicio diario?
Están divididas las opiniones. Creo que este Gobierno, es tan conservador como los que hemos tenido. Pero tienen un discurso de gobierno progresista, de izquierda, de vínculos con gobiernos de otros países que también se llaman igual. Entonces alimentan a su base de militantes con ese discurso, aunque las decisiones que tomen desde el gobierno en su mayoría sean decisiones que favorecen más a sectores elitistas en el país.
Hay gobiernos que han sido más burdos en el manejo de esos temas. En este gobierno mucha de la gente que es funcionario público o asesores han estado vinculados a movimientos sociales, entonces entienden las dinámicas de los movimientos social, entienden cómo venderse como respetuoso de la libertad de expresión, pero están estableciendo subterráneamente la censura, es más difícil luchar contra un gobierno que no se exhibe abiertamente, entonces complejizan mucho la posibilidad de hacer un cuestionamiento frontal.
¿En Honduras hay periodistas exiliados hasta el momento?
Creo que hay dos o tres hasta donde yo recuerdo… debo ser honesta en esto; recuerda que antes tuvimos una narcodictadura que comenzó como un gobierno de transición de Porfirio Lobo Soza, pero que se terminó de instalar en el Gobierno de Juan Orlando Hernández que siendo presidente del Congreso en el periodo de Gobierno de Porfirio Lobo Soza aprobaron una serie de leyes bastante represivas, sobre todo relacionadas con el acceso a la información, la libertad de expresión.
Entonces la valoración que yo tengo es que han aprendido formas más sutiles de lograr el mismo objetivo. Hay algunos medios, que antes y para el Golpe de Estado casi que estaban animando, entonces esa gente está descalificada y permanentemente son descalificadas por activistas en las redes sociales. Muchos incluso no pueden salir a la calle porque los activistas van, les gritan, les insultan, es complicado, como esa gente viene de acá del lado donde hemos estado activando, denunciando, han afinado algunas estrategias para que no luzcan necesariamente como una persecución a la libertad expresión, más peligroso todavía.
Te seleccionaron en 2022 para recibir los premios al Máximo Mérito del Periodismo en Honduras y los has rechazado.
Dos premios rechacé; uno del Congreso Nacional y el otro de la Casa Presidencial.
¿Eso te ha traído represalias?
Bueno, hubo mucha molestia en el Gobierno, pero creo que era una estrategia porque, siendo así de crítica como soy, era una estrategia para con ese premio ubicarme públicamente como alguien del lado del Gobierno.
Yo publiqué que agradecía que me hayan tomado en cuenta, pero que el gobierno apenas comenzaba como para que yo empeñara toda una trayectoria profesional que tengo como para recibirles un premio.
¿Qué te sostiene pese a la persecución?
Yo amo el periodismo. Yo no me imagino vivir sin hacer periodismo.
Que estoy transitando a otra actividad, porque me puse a estudiar derecho y estoy terminando, pero es una decisión personal, pero no es porque nadie me saque del aire.
Pero yo estoy organizada desde que estaba en el colegio y la universidad. Siempre luchar por la tierra, por el ambiente, por los derechos de las mujeres y la niñez, entonces no son temas que son objeto para mí trabajo, no es materia de hacer mi trabajo, hacer la entrevista, para hacer la noticia sino que creo mucho de esos temas. Para mí es parte esencial de mí vida y esa es la forma de hacer activismo.
Estar siempre. No permitir que nadie me violenté mí libertad de expresión a medida de lo posible a través de mí trabajo tratar de contribuir a que no se le violente a otra persona, eso me genera mucha vida. Cada que hago una entrevista cuando alguien me cuenta su historia, que dice como le violentaron, que cómo le persiguieron, siento que mi trabajo es útil para la sociedad y es eso lo que me mantiene a flote y la familia sabe que ese es el tipo de periodismo que hago, y están claros que sí se corren riesgo, pero si vos haces lo que amas entonces ahí se acabó todo.