Malvaluna

Café Feminista: Aplicaciones de citas y violencia sexual

Teniendo en cuenta la implicación y la influencia de los dispositivos digitales, así como las aplicaciones tienen en la vida de las personas, la tecnología nos ha atravesado todas y cada una de las áreas de nuestras vidas. Desde la compra de productos de uso diario a la creación de contenido pornográfico, pasando por plataformas de bailes y donde las personas cuentan sus experiencias diarias como tal cosa. De hecho, en la actualidad ya es común conocer amigas o parejas a través de aplicaciones.

Como venimos comentando desde Malvaluna, ningún espacio ni plataforma esta libre de violencia contra las mujeres, y en especial, de violencia sexual. Los espacios de cita han ido evolucionando hasta traspasarse a diferentes modalidades de aplicaciones de citas en las que incluso se puede establecer quien es el sexo de la persona que puede iniciar la conversación. Sin embargo, este hecho que puede pasar para ciertas personas como algo banal, no lo es.

Tinder, la app más famosa para personas heterosexuales ha registrado numerosos casos de situaciones de violencias y, en concreto de violencia sexual. Según el informe “APPS sin violencia sexual” elaborado por la Federación de mujeres jóvenes. De hecho, el 72,2% de las mujeres encuestadas afirman haber visto perfiles en los que se les ofrece dinero o regalos a cambio de seco y un 60,2% afirma haber recibido mensajes ofreciéndoles ro y/o regalos para conseguir una cita.

Un dato que muestra la evolución de la violencia sexual es que 7 de cada 10 chicas se han sido presionadas para mantener relaciones y hasta un 21,7% asegura que ha sufrido una agresión sexual con violencia. Y un dato que nos debería alarmar como sociedad es que el 22% de los encuentros ha acabado con una agresión sexual, mediando además violencia en esta misma.

Además, las chicas encuestadas afirman haberse sentido tratadas como un objeto, muchas quisieron para la relación y el hombre se enfadó y vivieron situaciones violentas durante el sexo como ahogamientos o tortazos.

Casi un 28% de las chicas fue penetrada sin preservativo sin su consentimiento; en el mismo porcentaje el hombre siguió la relación a pesar de que la mujer le había dicho que le hacía daño. Un 33,8% de los casos ella quiso parar, pero él continuo con la práctica y en un 21,7% de las mujeres aseguró haber sufrido violencia explicita para forzarla a tener una relación sexual.

Todo esto se puede traducir en que la reproducción de la violencia sexual ha encontrado en los medios digitales un espacio idóneo donde además reina la impunidad y, en muchas ocasiones, la víctima no se es consciente de los derechos para denunciar.

Algo a lo que el movimiento feminista y que nosotras desde Malvaluna hacemos hincapié – por medio de nuestros proyectos – es que las violencias digitales que sufrimos las mujeres son reales y tienen consecuencias psicológicas en nuestras vidas. Que se produzcan por medio de dispositivos digitales no debería quitarle ni la gravedad ni la responsabilidad de quién ejerce esa violencia.

Como consecuencia de todo lo demás han nacido otras apps en las que “se da prioridad a las experiencias de las mujeres”. Pero ya es bien sabido por todas nosotras que incluso las personas que van de aliadas del movimiento feministas son igual de agresores que aquellos que no comulgan con la causa.

La ponencia ha sido desarrollada por Alicia Ledesma, Técnica de Malvaluna, en el marco del proyecto Medusa: prevención y formación contra la violencia sexual financiado por el Pacto Estado contra la violencia de género mediante la Secretaría General de Igualdad y Conciliación de la Junta de Extremadura.

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