Malvaluna facilita la inclusión de las mujeres migrantes mediante la alfabetización digital

En España, el 46% de la población migrante son mujeres. En Extremadura, hasta el 01 de julio de 2022, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la población migrante totalizaba 34, 886 de los cuales 16,791 son hombres y 18,095 son mujeres.
Las mujeres migrantes presentan peculiaridades y necesidades distintas, tanto de los hombres migrantes, como de la población femenina nacional. Ser mujer y migrante tiene como resultado una serie de circunstancias que provoca mayores dificultades y mayor discriminación en el ámbito laboral.
Y en la nueva era tecnológica tanto la comunicación, como el acceso a los servicios sociales, la integración laboral o el desarrollo académico «se ven mermadas al no contar con un acceso digital, quedando las personas que no disfrutan de una adecuada inclusión digital excluidas de la sociedad», indica el estudio, Brechas: impacto de las brechas digitales en la población extranjera de la organización ACCEM.
Es una realidad que, el equipamiento tecnológico ha pasado de ser un recurso de lujo al que solo podían acceder las personas de mayor estatus económico a un elemento imprescindible para todas las personas, por ello dar respuesta a los desafíos de una población que generalmente se encuentra en el sector informal o precarizado es uno de los objetivos de Caminando Juntas III: Atención integral a mujeres migrantes en Extremadura que desarrolla Malvaluna con la financiamiento de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales.
La brecha digital de género
Muchas mujeres refugiadas y migrantes sufrieron la pérdida de trabajo de manera total o parcial y una abrupta disminución salarial durante y después de la pandemia del coronavirus, es así que se hace necesario continuar trabajando en la promoción de la autonomía económica y el crecimiento personal de las mujeres migrantes como eje primordial para el desarrollo de sus proyectos de vida.
La brecha digital de género refleja en el mundo online la desigualdad que enfrentan las mujeres en
relación al trabajo, la educación y los ingresos en el mundo offline. Las barreras que encuentra la mujer en el entorno tecnológico destacan la limitación en cuanto al tiempo disponible, la exclusión de la educación y diseño tecnológico, las normas sociales que dictaminan que las tecnologías sean competencia de los hombres o las restricciones financieras e institucionales (ACCEM, 2018).
Además, a las diferencias de género se añade la discriminación por origen étnico, configurando una situación particular de desigualdad para las mujeres extranjeras, que encuentran mayor dificultad de lograr la inclusión social y por tanto también digital.
También existen casos en que la pareja puede restringir el uso. Esto afecta de forma particular a las mujeres extranjeras que se encuentran en un país en el que no cuentan con el suficiente apoyo social. Se agrava así la situación de maltrato, ya que lo más probable es que la restricción de acceso a Internet vaya ligada a otro tipo de abusos y controles.
Beneficios de la inclusión digital
Lograr el acceso a la tecnología y que pueda ser utilizada en forma productiva, a fin de mejorar la calidad de vida de las mujeres migrantes y asegurar la plena inclusión y el ejercicio de sus derechos, es el enfoque de trabajo de Malvaluna, por ello la intervención se ha dividido en cuatro fases:
- Atención social, laboral, psicológica y jurídica
- Instalación de un punto de acceso digital
- Alfabetización digital para la integración social
- Diseño de píldoras informativas
Las diferentes fases están orientadas a un solo resultado: la inclusión social, laboral, administrativa y de participación de las mujeres migrantes que residen en Extremadura, poniendo especial énfasis en el acceso a las administraciones públicas ante los problemas de horarios y el hecho de que cada vez sea más común el requisito de realizar este tipo de comunicaciones por una plataforma online.
Es así que, una vez se democratiza el acceso, las nuevas tecnologías tienen el potencial de reducir las desigualdades. Se puede emplear la tecnología para lograr una sociedad más inclusiva facilitando el acceso al mercado de trabajo y el desarrollo profesional, acceso a la educación, servicios sociales y sanitarios, acceso y aprovechamiento de consumo, de ocio, entretenimiento o relaciones sociales y humanas.